martes, 5 de julio de 2022

GP de Inglaterra 2022

 



                        ¡Al fin, Carlos Sainz!




Tras ocho años y 150GGPP, Carlos Sainz lograba su primera victoria en la F1, 112 piloto en lograrlo, 101 si eliminamos la anomalía de las 500 millas de Indianápolis, 40 con Ferrari y 2º español, ahí es nada.

Tras rozar la victoria este año en Mónaco y Canadá, y haberla podido lograr en Monza 2020 y Mónaco 2021, fue en Silverstone donde logró su ansiado primer triunfo en F1, en el mismo sitio dónde años atrás ganó su primera carrera de Fórmula BMW y dónde por primera vez se subió a un F1. No cabe duda que ganar en Silverstone es el equivalente a ganar en una de las catedrales de la F1 o, si prefieren, en una de las pistas y países con más historia, ya que la Catedral es y será siempre Monza.

Polémicas aparte sobre los rebotes y demás, la F1 llegó a Silverstone con novedades, todos los equipos, en mayor o menor medida, las pusieron. Mercedes tenía altas expectativas y, visto lo visto, las cumplió. En los libres, el primero pasado por agua, puso de manifiesto una gran igualdad entre Red Bull y Ferrari, a la que se unió Mercedes, que luego lo confirmaría en carrera. Otra cosa es si va a ser algo puntual, como en España, o si ya han llegado.

La calificación fue en agua, con lluvia intermitente, utilizándose siempre los intermedios, ya que los de lluvia eran innecesarios y los de seco, inútiles. Los dos Haas y Aston acompañaron al Williams de Albon como primeros eliminados. Gasly, Bottas, Tsunoda, Ricciardo y Ocon fueron los siguientes en caer, toda vez que el cuasi defenestrado Latifi, con el Williams menos evolucionado, llegaba a Q3 por primera vez, siendo esta la segunda vez este año que los de Grove lo conseguían.



Augurio de lo que pasaría el domingo, el sábado Sainz logró su primera pole, siendo felicidato por Nigel Mansell, "il leone". No pudo tener mejor padrino. Y le dio suerte.


La ronda final tenía un favorito: Verstappen, y un outsider: Leclerc, pero fue Carlos Sainz, el tercero en discordia, el que se llevó, nunca mejor dicho, “el gato al agua”, logrando la primera pole de su vida, apareciendo de la nada en el momento justo, siendo aclamado por el respetable. Parecía que estábamos en Monza en lugar de Silverstone. O en su defecto,Barcelona.

Ni Max, el más fuerte en todo momento, ni Leclerc, el segundo más fuerte, pudieron superarlo. Pérez también apareció al final para ser cuarto por delante de Hamilton -ya a un segundo-, Norris, Alonso, Russell (todos en 17 centésimas), Zhou y Latifi, que por lo visto no esperaba mejorar el décimo lugar y no marcó un tiempo significativo.

La carrera se preveía en seco, como finalmente así fue, y tuvo dos salidas. En la primera, Verstappen, con blandos en una estrategia al ataque -la mayoría iban con medios- superó a Sainz; mejor aun Hamilton, que adelantó a Leclerc y Pérez, pero de poco les sirvió, ya que hubo bandera roja antes de llegar siquiera al primer sector por el espeluznante accidente de Zhou, que se chocó con Albon y Russell, volcando, recorriendo así más de cien metros para acabar dando una vuelta de campana contra las protecciones. El Halo, que algunos pilotos, como Verstappen, inicialmente estaban en su contra, mostró de nuevo, su valía. Sin él, seguramente hoy Zhou no estaría con nosotros. Y por supuesto decir, que uno de los más contrarios al Halo era yo. Ya rectifiqué el mismo año de la implantación, y hoy me reafirmo en mi rectificación. ¡Que equivocado estaba!



Zhou, luego de su mejor calificación, apenas duró unos metros en carrera. Pero salió ileso.


Tras casi una hora de parón, y con la confirmación del buen estado de salud de Zhou, la carrera se reiniciaba sin Russell, Albon y Zhou, por supuesto. Otros que habían colisionado de rebote por el incidente inicial, como Tsunoda y Ocon, pudieron partir luego de reparar daños.

En la segunda salida, ni Max, ni Ham repitieron su éxito inicial. Max, aparte de cambiar de táctica -puso medias-, porque se vio arrinconado por Sainz, nada dispuesto a dejarlo pasar, en una maniobra al límite, mientras Ham, no sólo no adelantaba, sino que era adelantado por Norris.

Las primeras curvas dieron emoción, y Leclerc, inicialmente superado por Pérez, recuperó posición en la cuatro en una arriesgado adelantamiento en el que dañó su alerón y, sobre todo, el de Pérez, Así todo, Charles salió tan bien de esa curva, que a punto estuvo de cepillarse a Verstappen, el cual lo arrinconó en la cinco en otra maniobra al límite.

La primera vuelta se cerraba con Sainz en cabeza, seguido de Verstappen, Leclerc, Pérez, Norris, Hamilton, Gasly, Alonso, Tsunoda, etc...

En la vuelta cinco Hamilton pasaba a Norris -que no opuso resistencia- poco antes de que Pérez parase a sustituir el alerón dañado, ya que su “erre be” no rulaba. De ese modo se situaba cuarto tras Carlos, Máx y Charles, a poco más de 5” y manteniendo el tipo. Pérez salió décimo séptimo y último y de ahí, para arriba.



Sabedor de la gravedad del accidente de Zhou, Russell se bajó rapidamente para ver como estaba.


Cinco vueltas después, Sainz erraba en las eses bajo la presión de Verstappen, y este pasaba a comandar la carrera. La alegría le duró tres vueltas, ya que su coche perdió equilibrio, tornándose inconducible. Como supimos más tarde, fue a causa de un trozo de fibra de carbono de un Alpha Tauri. El caso es que él creyó haber pinchado y paró a cambiar ruedas luego de ser rebasado por los dos Ferrari que, una vez en cabeza, no se distanciaban del tercero, Hamilton, al contrario más bien. De los 5”5 iniciales a menos de 3” cuando Sainz se detuvo en la 21 -duros- y a poco más de uno de Charles cuando este le dejó vía libre al parar también, en su caso en la 26. Por entonces Pérez -con medios- ya era sexto, justo por delante de su compañero Verstappen.

Leclerc, que salio a 2” de Carlos, si bien antes de la parada parecía tener el mismo ritmo, luego de esta, era mucho más veloz que el hispano pese a su alerón dañado que le costaba, según Tony Cuquerella, décima y media por vuelta. Visto esto, en Ferrari le hicieron ceder posición a Carlos, no tanto por el campeonato, sino por la amenaza de Hamilton, de nuevo en plena forma. Seguro que no le dolía la espalda como en Baku, al menos no se escuchó ninguna queja suya por radio. Es más, hasta dijo iban bien las ruedas.

Ocho vueltas después paraba Hamilton, que prácticamente había calcado los tiempo de los Ferrari, tras perder algo de tiempo en boxes (segundo y medio) salió a 6” de la cabeza y a 4” de Carlos. Y de nuevo a recuperar. Si bien marcaba vueltas rápidas, estas lo eran por milésimas frente a Leclerc, pero a Sainz “se lo comía”. Por lo visto Carlos, en esa fase estaba ahorrando combustible. Así todo, no estaba muy a gusto con el coche. Todo indicaba Charles iba a ganar mientras la segunda plaza se la jugarían Sainz y Ham, que ya estaba a 1”5 de Sainz, cuando el abandono de Ocon en la vuelta treinta y siete provocó la salida del coche de seguridad.



En casa y con un Mercedes renacido, Hamilton volvió por sus fueros.


En Ferrari decidieron dejar a Charles primero, toda vez que a Sainz lo pararon y le pusieron blandas. Ham también paró y Pérez, que iba con medios, también, lo que le permitió adelantar a Norris y Alonso, cosa que hubiera hecho igualmente, sólo que el coche de seguridad lo situó a espaldas de Hamilton y lo metió de nuevo en carrera. Alonso, que paró una vuelta antes que Norris -en Mclaren dudaron- lo superó.

A falta de diez vueltas se relanzó la carrera, con Ferrari pidiendo a Sainz dejara el máximo de distancia con Leclerc, para ayudarle a defender posición, ya que con duros, lo tenía bastante mal para aguantar. El español, con la posibilidad de su primer triunfo, más la posibilidad de ser superado por Ham en caso de no atacar a Charles, decidió no hacer caso. De nuevo una carrera en el bolsillo se le atragantaba a bueno de Charles.

La carrera se reinició por este orden: Leclerc, Sainz, Hamilton, Pérez, Alonso, Norris, Vettel, Verstappen, Schumacher, Magnussen, etc... A Leclerc le duraba el liderato cuatro curvas, liderato definitivo de Sainz, quedándose sólo para defenderse de Hamilton y de Checó Pérez, el cual le birló la cartera primero al británico y luego al monegasco, que también tuvo que ceder ante Hamilton. Bien es cierto que en clara inferioridad por sus neumáticos, Charles plantó dura batalla, y los tres se pasaron y repasaron varias veces, haciendo Charles a Ham un exterior en Copse que lo dejó “cardiaco”. Pero el Ferrari no daba para más y se tuvo que conformar con el cuarto lugar. No hubo más cambios entre los diez primeros salvo que Vettel fue superado por Verstappen y Schumacher, que sumó sus primeros puntos en dura lucha con el holandés -al límite de nuevo- y superó en carrera sin excusas a su compañero Magnussen, hasta ahora muy superior a él. El hijo del Kaiser remontó de décimo noveno en parrilla, a octavo, nada mal.



Buen día para Seb, que cumplía años, que lo celebró puntuando, noveno, y mejor aun para Mick Schumacher, que se estrenaba en ellos, octavo.


Así, Sainz devolvía a España a lo más alto del cajón nueve años después del último triunfo español: Alonso el 12 de mayo en España precisamente, también con Ferrari. Era su primera victoria y la 33 para España siendo, además, la primera vez que un hijo de un ganador de rallyes del mundial -doble campeón del mundo, además- ganaba una carrera de F1.

Agradecer a los comisarios su permisividad en los adelantamientos, ya que hubo varios al límite de los cuatro primeros clasificados -y alguno mas, como Max-, pero que, bajo mi punto de vista, si bien pudieron ser punibles, creo acertaron en no castigar a nadie, ya que fueron luchas cerradas, bonitas y justas. Nadie quiso hacer guarradas.

Sobre los que criticaron a Ferrari y a Carlos, a los primeros por la táctica, y al segundo por no obedecer, decirles que “menos lloros, caperucita”. Ferrari quizá la volvió a pifiar con Lelcerc, pero pedirle a Sainz que no buscase su primera victoria, no era razonable, porque se arriesgaban a no ganar. Otra cosa hubiera sido con el título en juego, donde Carlos hubiera tenido, y lo hubiera hecho, que defender la plaza de Leclerc. Pero no ahora. De haber obedecido, tal vez hubiera ganado Leclerc, pero lo mismo ninguno de los dos. Y entonces, ¿qué? Sainz hizo bien. Eso sin contar que, de haber obedecido, otros hubieran criticado la falta de garra y ambición de Carlos. Creo las posibilidades de éxito de Leclerc con Carlos haciendo tapón no estaban aseguradas, de ahí que ir a por el triunfo fuera lo más sensato. Y eso sin contar que, en esta carrera, cuando se lo pidieron, dejó pasar a Leclerc, de modo que nadie puede dudar de su lealtad. Pero una cosa es lealtad y otra suicidarse. Tal vez Ferrari debió parar a Leclerc y dejar en pista a Sainz, aunque sin duda, la mejor opción hubiera sido pararlos a los dos.



De la nada, al podio. Pérez remontó sin hacer ruido y al final se impuso a Ham y Leclerc.


Por cierto, ¿quién me hubiera dicho a mí, en enero de 1998, cuando Carlos Sainz, el “matador”, ganó su tercer Montecarlo y su hijo, también Carlos, de entonces tres años, lo felicitaba en el aeropuerto por haber ganado, veintitantos años después, este ganaría su primera carrera de F1 con Ferrari, mi equipo? Como pasa el tiempo, y que buenos recuerdos. Por cierto, Carlos Sainz subió al podio con la misma bandera de España con la que su padre celebraba sus éxitos en el mundial de rallyes, y con la que celebra sus éxitos actuales en raids. La tienen que compartir. Ojalá que muchas veces y mucho tiempo.

Ahora Austria, sede Red Bull, donde veremos como de reales han sido las prestaciones de Mercedes y si Carlos Sainz, ya como ganador de F1, se asienta aún más.

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