lunes, 28 de noviembre de 2016

GP de Abu Dabi 2016

Un hombre y una mujer








Y ganó la mujer. Esta pequeña broma viene a cuento de cuando, hace algunos años, preguntando a los pilotos de F1 por la chica más guapa del paddock, Mark Webber, en broma -y con mala leche- dijo: “Nico Rosberg”.
Esta broma me permite copiar literalmente el titular del: “Año automóvil nº 10” -y que también es el título de una película- correspondiente al año 1982, en el que el título del mundo de rallyes se lo jugaron, efectivamente, un hombre y una mujer: Walter Röhrl y Michelle Mouton, ganando el primero.
En el GP de Abu Dabi, Nico Rosberg se convertía en el 33º campeón del mundo, 34 años luego de que lo lograse su padre Keke en 1982, siendo así, el segundo piloto hijo de campeón del mundo que repetía la hazaña de su padre. El anterior fue Damon Hill en 1996. Claro que ahora, por suerte sí estaba el progenitor para disfrutar del momento, a diferencia de Damon, cuyo padre: Graham, había fallecido en un accidente aéreo en 1975 junto a la joven promesa del automovilismo británico Tony Brise.



Graham y Damon Hill, los primeros padre e hijo campeones del mundo de F1. 



Nico es un campeón justo. Ha ganado por constancia frente a un compañero, Hamilton, más brillante, pero que también cometió más errores -como en las salidas de varios GGPP- y que tuvo más averías. En contrapartida, a Hamilton se le permitió seguir tan campante y ganar en Mónaco y Méjico, tras cortar la pista. El caso es que algún sector se queja del triunfo de Nico, e incluso hablan de posible sabotaje a Lewis. ¡Que risa tía Felisa! Cuando Piquet ganó el título a Mansell en 1987 con la mitad de triunfos que el británico, de lo único que se hablaba era de lo estúpido y rompecoches que era el León, que arriesgaba mucho, y que Piquet, más inteligente, lo ganó por astucia. Sin embargo, cuando es a otros a quien les pasa, el que les gana no es un astuto, sino un suertudo. Al final son todo prejuicios y, dependiendo de a quién le pase qué, las reacciones son diametralmente opuestas. En los 80 Mansell siempre “rompía el coche”, pero a otros -como Prost- siempre se “le rompía”. Mismo hecho, distintos pilotos, reacciones opuestas.
Este año el campeonato me ha recordado mucho -aparte del de 1987- a los de 1984 y 1989, en los que en ambos casos, se hizo con el título el piloto más regular frente al más brillante. Lauda se impuso a Prost en 1984 con 5 triunfos por 7 del francés, el cual superó en 1989 a Senna con 4 victorias por 6 del brasileño.



Niki Lauda fue campeón en 1984 con menos victorias que su compañero Prost. Nadie le faltó al respeto.




Como dato curioso, decir que el estilo de Hamilton es más parecido -mucho más- al de keke Rosberg, que el de su retoño.
La carrera, que relataré a continuación, fue dominada de principio a fin por Hamilton, un Hamilton que la ralentizó para complicarle la vida a Rosberg, y en el que los equipos -con sus excepciones- pararon demasiado pronto. Tanto Lewis como Ricciardo pararon cuando iban en cabeza marcando sus mejores vueltas. Absurdo total. De eso se aprovecharon Verstappen primero y Vettel después, como veremos.
Al hilo de la ralentización de Hamilton, tengo mis dudas de cuanto tiempo perdió a propósito el amigo, porque, de ralentizar mucho, es de suponer que Rosberg se hubiera puesto a su rebufo, a tiro de piedra para adelantarlo, y eso jamás sucedió. Por tanto, salvo que Nico se pasara de prudente al final -sobre todo viendo como venía Vettel- tengo mis dudas al respecto de lo que realmente llegó a ralentizar Hamilton. Sea como sea, la carrera fue magnífica, la mejor de la temporada.






A la última cita de la temporada se llegaba con el título de pilotos en juego. A saber, Nico Rosberg o Lewis Hamilton, algo que más o menos desde Mónaco se daba por hecho: que nadie más que los dos citados iban a poder lograr el entorchado.
En la rueda de prensa previa a la carrera Hamilton buscaba presionar a su rival prometiendo en el futuro desvelar secretos “interesantes” acerca del intercambio de mecánicos entre él y Rosberg este año. Ninguna respuesta a Lewis mejor que la que dio Ben Ja Pérez en “El rincón de la F1” : “Bueno Lewis...tampoco te pases, porque al final vamos a atribuir tus títulos a tus mecánicos...yo creía que te los habías ganado en pista, pero estás dando a entender que no es así...” Mas claro: agua, mejor expresado, imposible.
Siguiendo Hamilton con esa linea de “la culpa de mi situación es de la sociedad”, entiéndase esta por Mercedes y sus fallos mecánicos, Lewis declaró: “no creo haber cometido ningún error a lo largo de la temporada”, olvidando totalmente sus pésimas salidas -que le costaron victorias- y dando a entender que si no era ya campeón -o lideraba la tabla- era por su mala suerte y no por el buen trabajo de Nico. Para que luego digan de la caballerosidad británica y su fair play.
Felipe Massa y Jenson Button celebraban aquí su última comparecencia como pilotos de F1, aunque Jenson, que llevaba un casco especial para la ocasión, al quedarse como piloto de pruebas de Mclaren, tal vez podría volver esporadicamente. Más aún teniendo en cuenta lo mucho que se lesionan los pilotos titulares últimamente.



Button se autohomenajeaba en su despedida de la F1



La parrilla de cara al año que viene se iba completando con la renovación de Ericsson en Sauber, quedando sólo por saber su compañero y quienes conducirán los Manor.
Banco de Brasil, anunciaba que no seguiría en la F1 y con ello merma las posibilidades de renovación de Nasr. Wehrlein por su parte, tampoco las tiene todas consigo, ya que dicen que es bastante insoportable, como Verstappen, pero a diferencia de este, no se lo puede permitir. Ya de momento, Force India a preferido a Ocon. Veremos dónde acaba.
Respecto a Mclaren, Ron Dennis fue “dimitido” de su cargo por los accionistas: el fondo de inversión Muntalakat de la familia real de Barhein, poseedor del 50% de las acciones de Mclaren, así como Mansour Ojjeh, de TAG, a cargo del 25% (el otro 25% es de Dennis), el cual dio una puñalada trapera a Dennis, que no se lo esperaba de “su socio de toda la vida”.
Tras 35 años al frente de Mclaren, Dennis deja su puesto a Zak Brown, un estadounidense experto en la caza de patrocinadores, algo que sin duda vendrá muy bien al equipo de Woking.



Massa dejaba la F1. Su equipo le regalaba un comic sobre su trayectoria en la categoría y... ¡su FW38!



Los libres del viernes vieron a las flechitas liderar la tabla, con el Ferrari de Vettel y los Red Bull cerca. Claro que es pronto para sacar conclusiones. Los Toro Rosso tuvieron muchos problemas en la suspensión y bujes traseros, que le provocaron dos pinchazos a Kvyat,. Esto hizo que apenas rodasen, metiendo a Sainz en boxes por precaución.
Entre los libres dos y los tres, se celebró una reunión de pilotos a la que se invitó a Pirelli para hablar de los problemas de las ruedas de lluvia. Sin echarse las culpas a nadie, se debatieron muchas cosas, entre ellas el hacer neumáticos de agua adaptados a las distintas pistas -no es igual Mónaco que Silverstone- sin embargo, y esto les juro que no lo acabo de entender, no se habló de quitar la limitación de ruedas de agua y, lo que es más importante, de reglar el coche para agua. ¿De que sirve mejorar y adaptar ruedas de agua a las distintas condiciones y pistas si luego los coches donde van a ir montadas no pueden ser reglados correctamente para esas circunstancias por la equivocada, estúpida y peligrosa normativa del parque cerrado? El que lo entienda, me lo explique, por favor. Esto es tan absurdo como hacer coches y pistas más seguros pero permitir que los pilotos corran de manga corta si hace calor, o sin cinturón, casco, etc...
Los libres tres, mostraron a unos Mercedes cautos, que permitieron a los Ferrari de Vettel y Raikkönen emparedar al Red Bull de Verstappen ocupando las tres primeras posiciones por delante de los susodichos Mercedes de Hamilton y Rosberg. Toro Rosso seguía con su calvario particular, reparando la parte trasera del coche a base de rotaflex y lija. Los métodos de toda la vida siguen vigentes en la hipertecnológica F1 actual. El caso es que apenas rodaron.



Toro Rosso no vio la luz al final del túnel en Abu Dabi



En Q1 Hamilton se mostró intratable, sobre todo en el último sector, donde aventajaba en 0“6 al resto, en una clara demostración de intenciones. Kvyat, Magnussen, Nasr, Ocon, Sainz y Ericsson se quedaban ahí, destacando la peor clasificación en lo que va de temporada para Toro Rosso y Sainz. Destaca positivamente que Wehrlein lograse pasar el corte de nuevo, como en Méjico. Nada mal para el chaval que anda buscando asiento. ¿En Sauber quizá?
La Q2 vio a Hamilton dominar pero ya con un margen más normal, de hecho, Rosberg y Raikkönen estaban a una y tres décimas respectivamente del británico.
Verstappen estuvo sensacional, a medio segundo de Hamilton, mientras que Ricciardo se quedó a uno. Los dos usaron superblandos, por tanto, el domingo partirían con una táctica distinta a Mercedes y Ferrari, que usaron, como el resto, los ultrablandos. Veremos si les sale.
Bottas, Buton, Gutiérrez, Grosjean, Palmer y Wehrlein se quedaron fuera, pasando, contra pronóstico, Alonso a Q3.
A la hora de la verdad, Hamilton no dio opción, logrando finalmente un fantástico 1,38”755, el único en bajar al 1,38. Con 1,39”058 Rosberg se aupó al segundo lugar mientras que en 39 medios se quedaron: Ricciardo, Raikkönen, Vettel y Verstappen -este último abortó su segundo intento- todos ellos muy agrupados entre sí. Hamilton lograba así su pole número 61 y, a este ritmo, muy pronto encabezará la tabla absoluta.
Hulkenberg, Pérez, Alonso y Massa completaron los 10 primeros.
De cara a la carrera, al margen de lo más importante -casi lo único en realidad- el título, estaba por ver si Ferrari y Red Bull podían inmiscuirse en la lucha. Difícil pero no imposible. También estaban las luchas de los equipos por los puestos en la tabla de constructores que, salvo sorpresa, no variarían. Willimas tenía una pequeña posibilidad de superar a Force India, lo mismo que Toro Rosso a Mclaren, y que Sauber y Manor a Renault, o Manor a Sauber. Aunque siendo realistas, lo único que realmente podía cambiar en condiciones normales era la última plaza. Apenas un punto separaba a Sauber y Manor.



Wehrlein -a lo CR7- dejaba muestras de su clase con unos excepcionles entrenamientos.



También estaba la vidilla por el cuarto lugar en la tabla de pilotos, entre los “amigos del alma” Vettel y Verstappen, aunque en realidad, dudo que les importase mucho.
Al darse la salida, Los Mercedes mantuvieron posición, mientras que Raikkönen se impuso a Ricciardo y, si Vettel no lo hizo también, fue porque no encontró hueco. Hulkenberg adelantó a Verstappen, el cual se chocó contra él, con la fortuna -y lleva unas cuantas- de sólo hacer un trompo y no dañar nada. Eso sí, en el momento del accidente fue incapaz de reconocer su culpa. Si luego de verlo una vez pasada la carrera, mantiene esa postura, la cosa sería preocupante, ya que mostraría una actitud soberbia y arrogante, que se puede juzgar de muchas maneras, pero no de inteligente.
La primera vuelta finalizó con Lewis líder, seguido de: Rosberg, Raikkönen, Ricciardo, Vettel, Pérez, Hulkenberg, Massa, Bottas, Alonso, etc...
Verstappen, que había caído al último lugar, pasó la primera vuelta ya décimo noveno, aprovechando el toque entre Magnussen y Wehrlein. La remontada de Max sería espectacular, de insultante facilidad, gracias a su talento y a la enorme superioridad de su coche respecto de los demás.
Hulkenberg pasaba a Pérez en la segunda vuelta, lo mismo que Bottas a Massa en la tercera, el cual la recuperaría en la quinta, aprovechándose de los problemas de Bottas, que tuvo que abandonar por problemas de suspensión, lo mismo que Magnussen.



Force India realizó una carrera "a lo suyo" y fueron el cuarto equipo, lo mismo que en la tabla.



El quinteto de cabeza se iba estirando a la vez que Verstappen subía posiciones como la espuma. Era la vuelta siete y Max ya estaba en los puntos a la vez que Hamilton, tras marcar la vuelta rápida, entraba en boxes a poner blandos, al igual que Kimi. El hecho de parar tan pronto y tras marcar la vuelta rápida, demostraba una precipitación por parte de Mercedes y Ferrari inauditas, perdiendo unas vueltas preciosas de un neumático en buen estado. Para corroborarlo baste decir que a continuación pararon Nico y Seb y, pese a que Nico perdió 2” extras al tener que esperar la entrada de Seb a su respectivo box antes de poder salir, no perdió posición con Kimi porque los blandos nuevos eran igual de rápidos que los “ultra” usados.
Ricciardo era líder marcando territorio -y vuelta rápida- cuando paró, a su vez, a poner blandos en la vuelta nueve. Un sinsentido total que le costaría a Red Bull y a Ricciardo, sino la victoria, sí al menos optar a ella, como demostró Verstappen, que con idénticos neumáticos, aguantó el tipo para ir a una sola parada, frente a la timorata táctica de Mercedes y Ferrari.
Vuelta diez: Hamilton lidera por delante de un gran Verstappen -que no había parado-, seguido de Rosberg, Raikkönen, Ricciardo, Vettel, Button – también sin parar- Hulkenberg, Pérez, etc...
Button no iría muy lejos ya que abandonaría su último GP al romper la dirección en un bordillo antes de realizar su primera parada.
El sexteto de cabeza era una especie de “tren rápido” del que nadie se despegaba, ni se descolgaba. Rosberg, tras un amago, se lo tomaba con calma con un Verstappen que tenía que parar, pero cuando vio que iba a hacer una única parada, y que Hamilton se estaba largado a más de 4”, pasó al ataque y se ventiló al correoso Max en la vuelta veintiuno, dos antes de que éste hiciese su única parada y montase, obviamente, blandos, reincorporándose en la octava posición.



Verstappen realizó una magnífica carrera, recuperando desde el último lugar tras un trompo en la salida, al cuarto puesto.



Ricciardo, que a punto estuvo de adelantar en pista a Raikkönen, cuya defensa de posición -totalmente limpia- le habría costado sanción en Méjico, decidió parar para de nuevo en la veinticuatro, cuando sus ruedas todavía estaban a medio uso, reincorporándose octavo tras su compañero Verstappen. Esta parada abrió la veda de las segundas detenciones, parando a continuación Kimi -para defender posición- y luego Hamilton y Rosberg. Todos montaron blandos, mientras que Vettel, muy inteligente, decidió no parar y se mantuvo en pista.
El caso es que era todavía pronto para esa detención, y si Kimi perdió posición respecto a Ricciardo fue porque, evidentemente, el blando a medio usar era menos efectivo que un blando nuevo. Si bien Mercedes podía permitirse obrar así de mal, Ferrari no, que se equivocó, de nuevo, con Raikkönen.
Vettel, que iba sexto a falta de una parada -como sus predecesores- decidió hacer una táctica diferente y lógica, nada suicida, que consistía en apurar lo máximo aconsejable su neumático blando, y luego poner el superblando o el “ultra” al final para un relevo final corto, pero “a toda hostia” que, en caso de salirle mal, le iba a dejar exactamente donde estaba, sexto. Por tanto, era ahora el líder a falta de su última detención. Esa táctica la realizó también Fernando Alonso.
La carrera, a falta de veinticinco vueltas, estaba ahora liderada por Vettel, seguido a 8” por Hamilton, 10” Rosberg, 14” Verstappen, 15” Ricciardo y 18” Raikkönen, toda vez que los Force India, que se intercalaron brevemente entre los líderes, pararon y se restableció el “orden natural”.
A todo esto, Kvyat abandonaba con la caja de cambios “muerta” en la vuelta veintiseis cuando era décimo sexto precediendo a su compañero Sainz.
De modo que Vettel lideraba y, si bien Hamilton no le recortaba mucho por no ir a tope, los Red Bull, que sí lo iban y contra quienes se jugaba el podio, no se acercaban demasiado.
Vettel paró en la vuelta treinta y ocho y montó superblandos -lo mismo que Alonso una vuelta después- y se reintegró sexto -Alonso décimo- y acto seguido, empezó su recuperación -a bloque- siendo de ahí hasta el final, el piloto más rápido en pista -el segundo lo sería Alonso aunque por poco- y recuperando más de 1” por vuelta, estaba claro que el podio era una opción real.



Vettel fue el más rápido al final. Rosberg aguantó su empuje por los pelos.




El primero en caer fue su compañero Kimi, ya descolgado, que le puso una alfombra -roja por supuesto- a su compañero, en la vuelta cuarenta.
A la siguiente vuelta, Seb se libraba de parte de los doblados -Sainz y Palmer- al llevarse puesto este último al español en un error de frenada. Sainz, tras trompear, tuvo que abandonar por problemas en la caja de cambios, mientras que Palmer pudo seguir y acabar tras reparar desperfectos. Eso sí, le cayó una sanción de 5” por el incidente.
Para eso tenemos comisarios, para sancionar errores. Luego un piloto actúa de manera peligrosa o se salta medio circuito, y no pasa nada. Bueno, aunque esto me parece mal, si la tónica es sancionar cuando hay un choque sin más, que hagan exactamente lo mismo cuando un piloto se sale de la pista, y además, nos ahorramos a los incompetentes comisarios. Fue indignante ver durante este GP como Verstappen trazaba por fuera una y otra vez la curva 3 impunemente, sin que nadie lo llamase al orden.
Total, que Vettel no tuvo que rebasar a estos dos, y así pudo atacar antes a sus “queridos” Red Bull. Ricciardo cayó en la vuelta cuarenta y cinco y Verstappen cinco después, en análogas maniobras en la curva 11. No hubo lugar a réplica, el Ferrari era imparable. Imparable para lo terrenal, no para lo extraterrestre, y por eso no pudo con los Mercedes, pese a que Hamilton ralentizó para poner a Rosberg en aprietos. Claro que mucho no ralentizó, ya que se exponía a ser adelantado por Nico, el cual se salvó de Vettel en parte porque acabó la carrera y en parte porque los neumáticos del Ferrari ya habían perdido su mejor momento.
La carrera acabó así: Hamilton, Rosberg y Vettel en el podio y separados por 0”843, Verstappen fue cuarto a 1”685, y ya a más de 5” Ricciardo. Raikkönen fue sexto a 18” precediendo a Hulkenberg que acabó a 50” y, a casi un minuto y en un pañuelo y completando los hombres con derecho a puntos: Pérez, Massa y Alonso.
Los Hass de Grosjean y Gutiérrez entraron a continuación, justo por delante de los Manor, en los que Ocon se impuso a Wehrlein -con toque incluido- por la honrrilla. Los Sauber de Ericsson y Nasr, más el Renault de Palmer, completaron la última clasificación del año.
De este modo, y tras la más apasionante carrera del año, Nico se proclamaba campeón, un justo campeón, tal y como dije al inicio.



Festival de trompos en Abu Dabi. A los del campeón Nico hay que sumar los de Vettel y Massa.



El caso es que Nico a tenido más fortuna técnica que Lewis, pero éste a sacado partido de la reglamentación y de la permisividad de los comisarios. Respecto a lo primero, pudo montar varios motores en Bélgica -evitando así otra sanción posterior-, respecto a lo segundo, se libró de sanción por sus salidas de pista de Mónaco y Méjico y por echar a Rosberg en la primera curva de Canadá. Claro que Rosberg no fue siempre “el niño bueno” y también tuvo lo suyo. Quiso echar a Hamilton en Austria. La diferencia es que a él le salió rana y perdió en lugar de ganar. Hamilton ganó y él, por malo, pasó de segundo a cuarto. No como Lewis en Canadá, que pudo ganar mientras Nico apenas remontaba al quinto lugar.
Al final Nico fue un merecido campeón. Al contrario también lo hubiera sido, salvo por la actitud de Hamilton ya comentada. Al final Rosberg no ha tenido que arrepentirse de haber dejado pasar a Lewis en Mónaco cuando el equipo se lo pidió al tener problemas de frenos.
Se portó mejor, fue más regular y mereció el título frente a un piloto rapidísimo, de los mejores de siempre, que fue más brillante, pero que cometió más errores, además de tener menos fiabilidad mecánica.
¡Enhorabuena Nico!



Niko y Keke -Keijo- Rosberg.


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